El aprendizaje que parte desde el alumnado siempre ha sido un desafío para mí. Tal vez porque ni en mi carrera ni en mi vida fue así. Y a pesar de que una se recicla, somos animales de costumbre y siempre volvemos a lo conocido. A la inercia lectiva diaria.
Cuando escucho la palabra "innovación" y la veo llena de robots, funciones ejecutivas, premios al proyecto más tecnológico o más centrado en lo cognitivo, pienso que se nos olvida lo más innovador que hay: la conexión con uno mismo. Estamos tan centradas en el cerebro como máquina de aprendizaje, que nos olvidamos que el prerrequisito para esto último es estar en calma. Conectados con las emociones, sensaciones, con el mundo interior.
De ahí que buscase proyectos orientados al Mindfulness o a la introspección. No había muchos. No es de extrañar cuando el foco social está fuera de uno mismo. Está en ayudar al planeta, convertirse en seres productivos, útiles para la sociedad... Compartí dos proyectos muy bonitos que trabajan la conexión interior y la escucha activa. El profesorado partía de las necesidades de su alumnado y configuraba el proyecto alrededor de ellas. Precioso. Más de esto por favor.
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